…Nosotros apuntamos a conmover la imaginación del niño y
entusiasmarlo hasta lo más profundo de su ser. No queremos alumnos conformistas
u obsecuentes, queremos que sean fervorosos; nos proponemos sembrar vida en el
niño, no teorías; deseamos ayudarle a crecer mental, emocional y también físicamente;
y para eso es menester brindar a la mente humana ideas magnificas y elevadas,
pues esta siempre dispuesta a recibirlas y constantemente y requiere más y más.
En general los expertos en educación aceptan que la imaginación
es importante, pero consideran que debe cultivársela por separado de la
inteligencia, del mismo modo en que separan las manos de la mente. Son los
vivisectores de la personalidad humana. Quieren que los niños aprendan en las
escuelas hechos concretos y que, para cultivar la imaginación, se les cuente
cuentos de hadas; es cierto que estos cuentos se refieren a un mundo lleno de
cosas maravillosas, pero no es el mundo que os rodea y en el que viven. Sí, estos
cuentos contienen hechos que impresionan a los niños y estimulan la mente para
que sientan pena y horror, pues hablan de aflicciones y tragedias, y de niños a
quienes no les dan de comer, maltratan, abandonan y traicionan. Así como los
adultos encuentran placer en las tragedias de la literatura y el teatro, estos
cuentos de duendes y monstruos complacen a los niños y les despiertan la
imaginación pero no tienen conexión alguna con la realidad.
Pero por otra parte, si al niño mostramos la historia del
universo, tendrá que reconstruir con la imaginación algo mil veces más infinito
y misterioso, una epopeya que no existe en ninguna fábula. Si se estimula la
imaginación con cuentos de hadas y nada más a lo sumo es posible que, más
adelante, el niño encuentre ese mismo placer en la lectura de novelas, pero no
podemos limitar así la educación. Una mente habituada a buscar placer
exclusivamente en los cuentos de fantasía va a convertirse en paso lentos pero
seguros en una mente holgazana, incapaz de de tener preocupaciones más nobles.
Hay muchos ejemplos de esta pereza mental en la vida social, gente a la que
solo le interesa ir bien vestida, parlotear con sus amigos e ir al cine. Esta
gente tiene su inteligencia enterrada bajo montañas de escombros y ya es
imposible recuperarla. Sus intereses se vuelven cada vez más estrechos, hasta
que finalmente estos seres desdeñables solo piensan en sí mismos y dejan de
lado las maravillas del mundo y la conmiseración por el sufrimiento de otros
seres humanos.
Son verdaderos muertos en vida.
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