Fuente: La educación de las potencialidades humanas: María Montessori.p. 134
¡Que terrible ha sido la historia del niño! Ahora esos remedios nos causan gracia, pero por lo menos sirvieron para que se comenzara a abrir ventanas con el fin de dejar entrar más aire; y desde los tiempos en que se suponía que habia que hacer un intervalo despues de estar sentado una hora, para evitar que la columna se encorvara, se estableció el principio del descanso regular. Como todavía era imposible concebir una educación feliz para los niños, muchos eran los que aún deberían sufrir el sacrificio de la civilización.
Lo más que se podia hacer era ceder un poco y reducir las horas de enseñananza al minimo, eliminar de los programas algo de gramática, geometria y algebra, volver obligatorio salir al patio en los recreos y posponer la edad de ingreso en la escuela.
Pero lo extraño fue que, por lo más que aumentó el tiempo de descanso y se instó a los niños a jugar en vez de estudiar, seguían sufriando agotamiento mental, más allá de cualquier reforma.
En las escuelas Montessori se ha probado que los niños necesitan un ciclo de trabajo para el cual se han preparado mentalmente; semejante trabajo inteligente llevado a cabo con interés no es cansador; además, no se debe interrumpir el niño en su labor con un llamado arbitrario para que salga a jugar. No es tan facil hacer que nazca el interés, y obligarlo a que abandone el trabajo cuando ya se había despertado ese entusiasmo es como sacarle la comida necesaria a quien se le habia abierto el apetito.
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