Una entrevista sobre Montessori

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Claves de la pedagogía Montessori. Entrevista a Celine Hameury.

LAS CLAVES DE LA PEDAGOGÍA MONTESSORI
           El método Montessori, es un método pedagógico y una filosofía, basada en los estudios científicos y los esfuerzos de María Montessori (1870-1952). Sus ideas parten del respeto que sentía hacia los niños y de la confianza en su impresionante capacidad de aprender; ya que los consideraba como la esperanza de la humanidad;  por lo que creía que dándoles la oportunidad de utilizar la libertad y asegurándoles un ambiente adecuado, el niño llegaría a ser un adulto con capacidad de hacer frente a las diferentes situaciones de la vida.
            Hoy en día nos cuesta comprender el impacto y los beneficios que aportó este método al sistema educativo, pero hace décadas, sus principios, absolutamente novedosos,  removieron los  que imperaban en las escuelas del momento.
            Según nos cuenta Celine Hameury, María Montessori “nos ha dejado el mejor de los regalos: un método científico, sencillo, completo  y sobre todo adaptado a las necesidades de  cualquier  niño o  niña del mundo. Un método que promueve y enseña de forma concreta el respeto mutuo, y el amor a la vida.”
            Celine Hameury realiza una importante labor a favor de la pedagogía Montessori; ha dedicado gran parte de su vida profesional a promover este método, informando  sobre los innumerables beneficios que posee. Imparte cursos de acercamiento a la filosofía Montessori y al material por toda España y por otros países como Argentina o Portugal. Los que hemos tenido el placer de asistir a uno de estos cursos, podemos asegurar que es una mujer que derrocha humanidad, vitalidad y también es destacable  su  energía y  amor por el método Montessori, por la vida, por los niños y por el aprendizaje. En definitiva,  no es fácil quedar indiferente tras conocerla.
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Para comenzar a conocer y comprender el método Montessori, no podemos omitir la labor realizada por su precursora María Montessori. ¿Qué nos puede decir sobre ella?.
C.H:
Además de ser mujer, madre, ingeniera, médica, pedagoga, antropóloga, sobre todo María Montessori fue Humana.
Es una  persona que nunca dejo de amar y enseñar a amar a lo largo de toda su vida, aún cuando tuvo que separarse de su hijo y a pesar de estar  pasando por lo peor de la historia del último siglo. Su primer objetivo, la meta de su vida, siempre fue buscar la paz a nivel Universal.
Es una de estas personas admirables, que siguen su camino sin jamás resignarse.
Pero también es una persona sencilla, cercana que nunca dejo de aprender de, y para los niños del mundo.
Nos ha dejado el mejor de los regalos: un método científico, sencillo, completo  y sobre todo adaptado a las necesidades de  cualquier  niño o  niña del mundo. Un método que promueve y enseña de forma concreta el respeto mutuo, y el amor a la vida.  
Detrás del método  Montessori hay una gran filosofía. Esta filosofía es lo más importante  que hay que tener  en cuenta a la hora de aplicar su metodología. ¿Nos podría hablar un poco más acerca de ella?
C.H:
Sí, efectivamente, aunque lo que más se conoce del método científico de M.Montessori son sus materiales, no es lo más importante: Conozco a madres y educadores que no tienen ningún material pero si el alma y el corazón necesario para poner en práctica la filosofía del método. Sin embargo, también conozco personas que se dicen Guiás y tienen todo el material pero no la esencia. Eso es parecido a tener un fórmula uno sin saber conducir. Es decir, que lo más valioso es lo que hay detrás de los materiales, el corazón del ambiente, la filosofía. Obviamente, no es algo que se puede explicar aquí en cuatro líneas, pero bueno, para resumir podríamos citar como palabras claves: Respeto, amor, dedicación, mente absorbente, periodos sensibles, fe.
El  guía Montessori tiene una función muy diferente a la que realiza el docente  en la educación tradicional ¿Cuáles serían las principales diferencias?.
C.H:
En una clase “convencional”, el adulto es el centro de la clase, dirige lo que se hace, cuándo se hace y cómo se hace, dejando poco espacio para el respeto a los deseos propios de los niños. María Montessori comparaba a los docentes del sistema antiguo con “servidores/ esclavos de los niños” quien les cambian, les dan de comer, les visten… O bien como programadores de futuros “perfectos soldados” preparados a obedecer ciegamente, conformarse, resignarse sin criticar ni pensar demasiado.
Sin embargo, en “un salón Montessori” el adulto es un “guía” es el “link” entre las necesidades específicas de cada niño/niña y el material. Es un observador atento, preparado a ayudar si el niño lo pide. Ofrecerá un nuevo “reto” si es necesario, pero ante todo les dejará descubrir sus potenciales, fomentará sus cualidades, “enseñará a los niños a hacerlo por sí mismos” y sobre todo “a querer lo que hacen y no a hacer lo que quieren”. Y no a actuar bajo el placer ficticio que proporcionan los premios o el miedo a los castigos.
Para  tener futuros adultos creativos, seguros de sí mismos y preparados a conseguir sus metas y adaptarse a este mundo en continuo movimiento como por ejemplo, Larry Page y Sergey Brin, los (co-creadores de google), Jeff Bezos (el fundador de Amazon), es necesario enseñar a los niños a buscar las soluciones a sus problemas, dejarles iniciativas y sobre todo creer en sus capacidades. Y eso es lo que hacemos dejando a los niños la libertad de elegir sus materiales en función de sus propias necesidades, así como elegir si quieren trabajar de forma individual o en pequeños grupos, con amigos de su misma edad,  como más mayores o incluso más pequeños.
En las escuelas Montessori se espera que sea el alumno el que se interese por el aprendizaje y decida el ritmo que va a llevar, y en este sentido muchos padres podrían pensar ¿qué pasa si mi hijo decide estar todo el tiempo jugando al fútbol, por ejemplo? ¿Qué podría decirle a estos padres?.
C.H:
Con el fútbol se aprende muchísimo . A leer los nombres y apellidos de los jugadores, escribirles  cartas o mensajes en el “facebook”, Saber de qué país vienen, calcular la velocidad de la pelota y un gran etc. Es a través del interés principal del niño que podremos enseñarle todos los conceptos básicos.
Una vez conseguido, captar el centro de interés del niño y sobre todo darle confianza en sí mismo, es muy fácil iniciarle en todos los demás aprendizajes. Lo que tenemos que conseguir es encender la llama del interés del niño y luego, fortalecer esta llama para que nuca se apague. Y este reto es el que tenemos nosotros los adultos cuando tenemos entre nuestras manos un niño, una niña, es decir nuestro futuro.
¿Qué hace tan atractivo el material que ideó María Montessori y que, a día de hoy, sigue utilizándose en todas las escuelas Montessori del mundo, y en muchas otras con bases pedagógicas diferentes?
C.H:
El material Montessori fue minuciosamente elaborado, científicamente comprobado por la doctora Montessori para responder plenamente a todas las necesidades de aprendizaje de cualquier niño/niña del mundo, sin importar su nacionalidad, ni su edad, ni su rango social.
Y efectivamente, esos mismos materiales siguen vigentes en escuelas “casa de niños” Montessori de todos los continentes. Los encontramos en escuelas laicas, budistas, musulmanas, cristianas, judías, y cada vez su “magia” permite a los niños aprender tanto las matemáticas, como leer o escribir o la historia y geografía a través, no de libros de textos ni “fichas” sino con material concreto, lúdico, sensorial y bío-degradable.  No aprendemos a conducir un coche pintando sus ruedas de verde, o poniendo un “gomet” en el volante, sino conduciendo. Lo mismo ocurre con todos los aprendizajes.
En el sistema educativo tradicional, la memoria tiene un papel fundamental y es base del aprendizaje de muchas asignaturas. Sin embargo, esos conocimientos, en la mayoría de las ocasiones, acaban siendo olvidados. ¿Qué aporta la pedagogía Montessori con respecto al aprendizaje basado en la memorización de conceptos?.
C.H:
Nos olvidamos de lo que no nos interesa, de lo que no disfrutamos y sobre todo de lo que no hemos “sentido” no solamente con las manos, pero también con todos los demás sentidos y sobre todo con el corazón. Recordar cómo nos lo explica Eduardo Galenao (en el libro de los abrazos) viene del latín Re-cordis, es decir, volver a pasar por el corazón.
Para volver al ejemplo empleado anteriormente, cuando aprendemos a montar en bicicleta y disfrutamos, nunca se nos olvida, cuando el niño disfruta apilando los cubos de la torre rosa una y otra vez, aprende a distinguir lo que es un cubo, con sus volúmenes, sus aristas y la diferencia entre un cubo y un cuadrado, entre dos dimensiones y tres dimensiones se le queda grabada en su ser interior para siempre.
La doctora Montessori nos explica que aprender memorizando sin entender lo que hacemos no tiene sentido. Pero asimilar un concepto y ser capaz de interiorizarlo de tal manera que uno sea capaz de emplearlo en su vida cotidiana y explicarlo a otra persona, resulta ser mucho más beneficioso. Nosotros, como lo dice M.Montessori: “ sembramos vida y no teorías”.
La autonomía se fomenta en las escuelas Montessori aprendiendo tareas básicas de la vida cotidiana desde que los niños son bien pequeños  ¿Por qué es tan importante fomentar éste aspecto?
C.H:
Es a través de actividades cotidianas, como poner la mesa, vestirse, o servirse el zumo que el niño puede adquirir confianza en sí mismo, concentración y autonomía entre muchas otras. Cada ser viviente busca ser independiente, autónomo, único. Y para que este ser se desarrolle plenamente tenemos que dejarle libertad de movimiento y expresión. Una manera muy sencilla de conseguir esta libertad con edades temprana es a través de las actividades de la vida cotidiana.
Al poner la mesa para toda la familia, el niño pequeño, aprende a ser cuidadoso con los objetos, responsable del material, pero también aprende vocabulario como cuchillo, tenedor, conceptos de lateralidad al poner el cuchillo a la derecha del plato y el tenedor a su izquierda, pero sobre todo comprueba cómo es una parte integral de la familia y que su familia cree en sus capacidades lo que le fortalecerá y le brindará la oportunidad de cada vez, exigirse a sí mismo un poquito más. Empieza con poner la mesa y acabará ayudando a cocinar la cena.  Y quién sabe si no se convertirá en un gran “chef”.
Según María Montessori, “el niño ama el orden y la disciplina, ama el trabajo interiormente constructivo“. Ella aprendió las bases del aprendizaje  tras muchos años observando directamente al niño. Sin embargo, se tiende a pensar que los niños son desordenados y desobedientes. ¿Qué beneficios aporta introducir orden y disciplina en las actividades que el niño realiza?.
C.H:
María Montessori nos explica que los niños pasan por un periodo sensible, es decir una etapa evolutiva, donde el orden es primordial para ellos. Se ponen a ordenar, clasificar y se frustran cuando la rutina está alterada. Todos sabemos que un niño que no cena a su hora se pone muy nervioso, aún cuando es solamente un bebe y no tiene nociones del tiempo.
Un niño en un ambiente ordenado, preparado, adaptado a sus medidas y necesidades encuentra su paz interior. Es capaz de concentrarse, o como lo dice M.Montessori entrar en un estado de “Meditación activa”. Le proporciona serenidad y seguridad.
Si tu cocina es ordenada, es muy fácil y agradable preparar un plato exquisito, sin embargo, si no sabes dónde encontrar los ingredientes ni los utensilios, te frustras, te  pones nervioso o simplemente abandones la tarea. Lo mismo pasa con los niños. Si el ambiente está bien preparado, con pocas actividades,  pero bien presentadas y ordenadas, el niño, de forma natural, encontrará su equilibrio y empezará a ser ordenado y respetuoso.
Otro dato muy curioso, y bastante alejado del concepto que promueve el sistema educativo tradicional, es que los niños están mezclados por edades (de 1 a 3, de 3 a 6, de 6 a 9, de 9 a 12…). ¿Cuál es la razón de dichas agrupaciones?
C.H:
La principal razón es preparar el niño a vivir y convivir en la sociedad. Nunca en nuestra vida adulta estamos tan segregados por edades. ¿Por qué tendríamos que serlo en edades tempranas?
Además es muy conocido que los niños aprenden mucho más los unos de los otros que de un adulto.
Y un niño mayor al enseñar al más pequeño refuerza sus aprendizajes a la vez que crece su autoestima al comprobar que ha aprendido y a su vez, el pequeño, al observar el trabajo de los más mayores quiere aprender, le desarrolla la curiosidad y las ganas de descubrir el mundo.  
Una de las claves para que la pedagogía Montessori funcione, es preparar y disponer de un  ambiente adecuado. Para finalizar,  ¿nos puedes dar algunas ideas de cómo se prepara un buen ambiente Montessori?-
C.H:
Creo que a través de este artículo, ya he dado varias pautas. Pero sobre todo, lo más importante es el sentido común, que como bien se sabe, es el menos común de todos los sentidos… Es decir, el ambiente debe de ser tan acogedor como una casa familiar, por eso hablamos de una casa y no de una escuela. Y para concretar, debe ser tan cómodo como el salón de una casa, por esta misma razón llamamos el aula Montessori: el salón de los niños/niñas.  En pocas palabras: luz natural, espacio para favorecer el movimiento y el trabajo directamente en el suelo, materiales naturales y accesibles a todos los niños desde el más bajo hasta el más alto, y sobre todo: mucho amor.
En definitiva: no se trata tanto de hacer, sino de SER.  

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